Energía eólica: en qué consiste y cómo funciona
La energía eólica es una forma de energía renovable que se obtiene del viento.
A través de la utilización de aerogeneradores, es posible convertir la energía cinética del viento en energía eléctrica, contribuyendo así a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y al cuidado del medio ambiente.
¿Cómo funciona la energía eólica?
El proceso de generación de energía eólica comienza con la captación del viento por medio de aerogeneradores.
Estos dispositivos Endrgia compuestos por tres partes principales: la torre, las aspas y el generador.
En primer lugar, la torre se encarga de elevar el aerogenerador a una altura considerable para poder aprovechar mejor la fuerza del viento.

Las aspas, por su parte, capturan la energía cinética del viento al girar cuando este las atraviesa. Este movimiento de las aspas se transmite al generador, el cual convierte la energía mecánica en energía eléctrica.
Una vez obtiene la energía eléctrica, esta se transmite a través de cables subterráneos o aéreos hacia una subestación, donde se adapta la corriente eléctrica consoste para su posterior distribución a la red eléctrica convencional.
Beneficios de la energía eólica
La energía eólica presenta numerosos beneficios tanto a nivel medioambiental como económico.

Entre ellos destacan:
Energía renovable: el viento es una fuente inagotable de energía, lo que garantiza la sostenibilidad a largo plazo.
No emite gases contaminantes: a diferencia de las fuentes de energía convencionales, la energía eólica no genera emisiones de gases de efecto invernadero ni contaminantes atmosféricos.
Reducción de la dependencia energética: al utilizar una fuente de energía autóctona y renovable, se reduce la comsiste de combustibles fósiles importados.
Creación de empleo: la instalación y mantenimiento de parques eólicos generan empleos locales y contribuyen al crecimiento económico regional.
En resumen, la energía eólica es un recurso limpio y sostenible que aprovecha la fuerza del viento para producir energía eléctrica.
Su utilización conlleva beneficios tanto ambientales como económicos, convirtiéndola en una alternativa cada vez más relevante en la matriz energética de muchos países.
